Taller: ¿Qué son los algoritmos?
16/05/2018Taller: Herramientas de investigación para no perder la cordura en un mundo polarizado
16/05/2018
Compartimos la conferencia completa sobre "El uso de la desinformación como herramienta política y social" que brindó la Lic. Ana Laura Pérez, el jueves 22 de octubre de 2020, dentro del marco de la iniciativa MLADI junto a la Universidad ORT.
La desinformación se ha convertido en una herramienta que puede afectar campañas electorales, desestabilizar gobiernos y afectar la reputación de compañías y organizaciones. ¿Cómo funciona?, ¿qué características tiene? y ¿cómo podemos combatirla? son algunas de las preguntas que se abordan en esta conferencia.
¿Por qué hablar de desinformación y no de fake news?
“Si son fake no son news”, así comienza la conferencia Ana Laura Pérez estableciendo una clara distinción entre el concepto de desinformación y la tan usada expresión “fake news”. Una noticia no puede ser falsa porque la propia definición del concepto de noticia incluye a la verdad como una de las variables que la definen. Por este motivo debemos utilizar la palabra desinformación para referirnos a todo el contenido sabidamente falso generado con la intención de hacer daño.
La desinformación es un fenómeno complejo que puede adoptar diversas formas. La organización estadounidense FIRST DRAFT divide a la desinformación en siete tipos:
• La sátira o parodia genera un producto comunicacional con la intención de hacer humor.
• El contenido engañoso se utiliza para incriminar a alguien o algo con información que puede o no ser verdadera.
• El contenido impostor suplanta las fuentes genuinas, afirmando que alguien dijo algo que en realidad no dijo.
• El contenido fabricado se utiliza cuando hay una intención explícita de hacer daño a través de, por ejemplo, el uso de fotos, el diseño o alteraciones de artículos.
• La conexión falsa hace referencia a cuando los titulares no confirman el contenido. Por ejemplo, el titular habla sobre los incendios en el Amazonas y las fotos utilizadas para contar esa noticia son de otros incendios.
• El contexto falso ocurre cuando el contenido genuino se difunde con información de contexto falsa.
• El contenido manipulado es cuando se utiliza un montaje o edición para que parezca que sucedió algo que en realidad no pasó.
Las noticias falsas se retuitean un 70% más que las noticias verdaderas. Y el contenido verdadero tarda seis veces más en llegar por Twitter a 1.500 personas que el contenido falso.
Las consecuencias de la desinformación
La proliferación de campañas de desinformación, a través de contenidos virales en las redes sociales y servicios de mensajería, puede poner en peligro a los procesos electorales. Estos contenidos son muchas veces utilizados como herramientas propagandísticas y se caracterizan por desinformar o faltar a la verdad.
Mentir o desinformar no es algo nuevo en procesos electorales. La novedad radica en el alcance y la velocidad con que se puede transmitir información hoy en día. Una historia falsa es mucho más probable que se vuelva viral que una historia real. Según un estudio de la revista Science, una historia verdadera tarda seis veces más en llegar a 1500 usuarios en Twitter que una historia falsa.
La desinformación también puede utilizarse como arma de destrucción reputacional de personas y empresas. En este sentido, Ana Laura presenta el concepto de astroturfing, definido como una estrategia corporativa basada en la generación de manera orquestada de contenidos comerciales en medios sociales con apariencia de espontaneidad. Algunas formas de implementar esta práctica son a través de comentaristas online en foros o blogs, creando cuentas falsas en redes sociales o editando tendenciosamente la información en Wikipedia.
“La desinformación no es sólo un problema que puede alterar los procesos decisionales de la gente en relación con los procesos electorales o en relación con las empresas y los productos que decide consumir o dejar de consumir, sino que la información también mata”. La consecuencia más grave de este fenómeno ocurre cuando ocasiona la muerte de personas. En este sentido, Ana Laura presenta tres ejemplos de la vida real donde la difusión de información falsa sobre una persona o grupo de personas ocasiono su muerte.
¿Qué podemos hacer para combatir la desinformación?
Según un estudio realizado en una universidad de España el 60% de los encuestados afirman sentirse capaces de poder distinguir entre una información falsa y una verdadera, mientras que sólo el 14% de esos encuestados pudo efectivamente lograrlo. Por esta razón, Ana Laura insiste en la educación como la mejor solución para construir las habilidades necesarias para que todos puedan enfrentarse a este este fenómeno.